Me toco nacer en una época donde la comunicación fluye muy rápido, donde puedes compartir lo que piensas y haces en cuestión de segundos. Facebook, Twitter y demás redes sociales permiten estar más conectados entre las personas. En mí caso, este blog me permite comunicarme con ustedes, con familiares que viven a kilómetros de distancia, con los que tal vez nunca he podido convivir en persona aunque sé que han estado al tanto de mi crecimiento.
En cuestión de segundos mi mamá puede tomarme una foto y compartirla a través de correo electrónico con mi papá para que el la vea desde su trabajo o a mis abuelitos para que la vean desde su celular. A esta velocidad en la que nos comunicamos puede ser normal que mis papás se noten un poco desesperados porque no puedo comunicarme con ellos de forma verbal a mi año con 3 meses.
Después de que aprendí a caminar, sabía que ya tenía otro reto esperándome. Según yo, no está escrito en ningún libro, ni en ninguna de esas revistas especializadas sobre bebes que lee mi mamá, donde diga que: “un bebe debe hablar al cumplir el año” o “un bebe debe hablar inmediatamente después de que comienza a caminar”. Según yo, un bebe hablará cuando tenga ganas de hablar.
Según las conclusiones que llegan a sacar, mi negativa a hablar se debe a que estoy muy consentida, que deberían de dejarme de dar las cosas si solo las señalo y no hago el intento por llamarlas por su nombre. Puede que tengan razón, no voy a negar que siendo la primera nieta de mis abuelitos me tengan bastante consentida, pero a pesar de pronunciar pocas palabras la mayoría de las veces me doy a entender, ya sea para decirles que sí con mi cabeza cuando me preguntan si quiero algo de comer, o aunque no me lo pregunten, cuando yo veo algo que están comiendo muevo mi cabeza diciéndoles que sí, para que sepan que se me antoja y que con gusto puedo darle una mordida si me invitan.
Desde mi punto de vista aun no hablo porque no ha llegado el momento. Mis últimos días han sido complicados, la comezón en mis encías por los nuevos dientes que están saliendo me han puesto de muy mal humor y distraen mi atención para hacer el intento por intentar pronunciar más palabras.
Me queda claro que esta vida se trata de superar un reto tras otro, sé que una vez que comience a hablar mis papás ya tendrán algo nuevo para mí, seguramente ya están pensando en que les avise para ir al baño. Solo creo que debemos disfrutar el camino que hay que recorrer para lograr cada reto, no hay que forzar las cosas, todo llegará a su tiempo y si me tardo en hablar, disfruten mis sonrisas, mis movimientos e incluso mi silencio, ya que una vez aprendiendo a hablar van a querer taparle la boca a este periquito.
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